FICHA TÉCNICA

Hoy hace exactamente un año, cinco meses y cinco días que se publicó el primer libro de esta saga. Los chicos del calendario 1: enero me abrió las puertas a un nuevo universo cargado de originalidad y mucho, mucho amor (por Salvador). Y ese amor ha acabado siendo una total bomba explosiva de sentimientos en esta última entrega.  

Candela sigue buscando por España al chico que le haga cambiar la idea de que los tíos son unos patanes egoístas. ¿Por qué no al perfecto? Porque sabe que la perfección no existe y porque ella ya está enamorada de su imperfección personificada. Sin embargo, hay muchas cosas que quedaron pendientes en el anterior libro, unos misterios que podrán su vida y reputación en riesgo y que harán que no dude ni un segundo en arriesgar su vida si con ello es capaz de resolverlos y salvar todo lo que le importa en estos momentos. 

Narrado en primera persona, Candela nos deleita con su ágil, dinámica y divertida forma de contar las experiencias que atraviesa. Además, en este libro hay algo novedoso: los capítulos tienen títulos. Y no títulos cualesquiera, sino unos títulos precisos y concisos que resumen el contenido del capítulo de una forma sublime. Por supuesto, Candela es consciente de todos los problemas por los que atraviesa nuestra sociedad y ha querido reflejarlo añadiendo temas tan serios como la corrupción o el abuso de poder. 

Sin embargo, no todo dentro de la narración va a ser positivo. Si tuviera algo que destacar sería que hay algunos temas que se han tratado muy lentamente, lo que ha llegado a parecerme cargante y aburrido. 

Los misterios del antiguo libro se han resuelto. Aunque hablando de ellos... Me pareció un poco decepcionante la reacción del padre de Salvador cuando Candela lo amenaza. No creo que un hombre con todo ese poder se rinda tan pronto.

¡Ah! ¡Se me iba a olvidar! Candela POR FIN anuncia el ganador del proyecto de Los Chicos del Calendario. ¿Os imagináis quién puede ser? ¿y el motivo que la ha llevado a decidirlo?

Por otro lado, si hay algo por lo que destaca la autora es por la inclusión de personajes atípicos. Reconozco que la  autora ha hecho un gran trabajo eligiendo a los personajes, todos distintos, todos interesantes a su manera. Algunos buenos, otros peores. Algunos guapos, algunos más feos; no como ocurre en otras novelas en las que parece que la autora no tiene filtro visual.

En este libro nos encontramos con Julián, un chico que tuvo que estar al borde de la muerte para darse cuenta de lo que verdaderamente le importaba y le hacía feliz en la vida. Por eso, volvió al pueblo de sus abuelos Trevejo (Cáceres), donde ha encontrado su nuevo propósito de vida: evitar la venta del castillo del pueblo y recuperar el amor de Iluminada.

Julián trabaja de guía turístico del castillo, ya sabéis, con la jerga y el vestuario acorde a la situación, lo que provoca que siga hablando como si estuviera sacado de la época medieval en horas fuera de trabajo. Este personaje me ha encantado, es divertido, sincero, directo y es el primer hombre que no le da pánico hablar y confesar sus sentimientos. Además, es tenaz y persuasivo y no se da por vencido antes sus propósitos, vengan las dificultades que vengan.

En Vitoria vive Aitor, un chico que ha crecido siendo una persona ambiciosa y, por ello, no le importó renunciar y dejar su vida atrás si con eso conseguía marcarse un lugar dentro de la historia universal. Trabaja en Médicos Sin Fronteras y va a utilizar su regreso a su ciudad natal para atar los cabos que dejó sueltos en el pasado.

Salvador ha cambiado radicalmente en este libro. Es mucho más cariñoso, afectivo, efusivo, sincero, directo; está  mucho más activo y participativo en la relación, y ya no es Candela la única que va detrás de él para conseguir alguna muestra de afecto. Salvador se ha rendido ante el amor y ha decidido que es mejor expresar cada uno de sus sentimientos que vivir en una infelicidad continua por culpa de ellos. Pero, sobre todo, ha decidido darle una oportunidad a la vida, y así lo vemos en el capítulo que ha escrito en primera persona y que está al final del libro.

Candela sigue siendo la misma de siempre: cándida, cariñosa, empática, valiente, fuerte, comprensiva, y con ese instinto con el que intenta a ayudar a todo el mundo. Y sin duda se ha convertido en una de mis protagonistas preferidas de todos los tiempos, porque me ha gustado mucho que Candela no haya sido la típica protagonista que se enamora de todos los tíos con los que se ha encontrado.

La parte negativa de los personajes es quizás Víctor, alias 'el leñador', el personaje más sincero y con el que más feeling tenía hasta el momento. Su cacao mental, el cual comprendo porque no está pasando por una situación sentimental nada fácil, me ha hartado y ha provocado que lo odie a momentos.

Los chicos del calendario son la prueba física de que la mente humana tiene una capacidad infinita para imaginar y hacer emocionar a los lectores. Voy a echar de menos la elocuencia de Candela, su forma de ver la vida, sus experiencias, los sentimientos que Salvador le provoca, pero por encima de todo, reírme con ella y sentir que leía los secretos que una amiga compartía conmigo.

Aunque la idea de forma global merece un 5, esta última entrega la califico con un 4.

Espero que os haya gustado esta reseña.
Nos leemos en las redes sociales y, por supuesto, en los comentarios.