Lo que el alcohol ha unido que no lo separe la resaca

18:21:00


¡Buenos días y bienvenidos un día más al blog de las personas más ideales!
Hoy os traigo la reseña de un libro bastante peculiar, puesto que atrae como un imán porque destaca en las estanterías por su particular nombre: Lo que el alcohol ha unido que no lo separe la resaca. Sí, así es. Habéis leído bien. La resaca puede llegar a separar matrimonios.

Este libro es obra de García de Saura, conocida por su primera novela La culpa es de D.I.S.N.E.I (2015). Es de Molina de Segura (Murcia), donde cursó Bachillerato y COU en la rama de letras. Tiene tanto aprecio por su pueblo y su provincia, que no puede evitar reflejarlas en sus escritos, por lo que ya sabéis donde transcurre esta historia, ¿no?



Lo que el alcohol ha unido que no lo separe la resaca cuenta la historia de Lucía, que tras descubrir que su prometido Miguel le ha sido infiel con una persona muy cercana a ella, traza un plan maestro para desenmascararlo delante de toda su familia (la cual cree que debe ser santificado) nada más y nada menos que en el altar. Tras el caos que trae consigo la historia, sus amigas se la llevan de Murcia para celebrar su ‘no boda’. Sin embargo, Lucía no contará con que una extraña y común situación pondrá en su vida al teniente Urbano, un hombre al que sabe que no debe acercarse, pero irresistiblemente atractivo (en todos los sentidos, como el chocolate). ¿Conseguirá mantenerse alejada de él?


Antes de entrar en detalles narrativos, voy a configurar a los personajes:

La historia comienza presentándonos a Lucía, una chica de treinta años que tiene las ideas muy claras: ve en Miguel al amor de su vida y decide casarse con él. Pero, a pesar de todo ese amor, no le tiembla el pulso para dar con las pistas necesarias cuando sospecha que su marido le es infiel. ¿Cómo lo descubre? Os sorprendería… Así, decide que un verdugo como ese no la va a pisotear y no la va a hacer quedar como una cornuda por toda la ciudad, por lo que decide dejarlo en evidencia delante de la familia de él. 

Lucía es cariñosa, atenta, delicada y muy familiar, por lo que no duda ni un instante en contarle a sus padres y hermana lo que está dispuesta a hacer. Su familia la apoya y juntos todo sale genial. Además de familiar, Lucía es amiga de sus amigos, otro pilar fundamental en su vida. Son sus amigas las que la animan y la aconsejan, la que la critican y la halagan, las que la defienden con uñas de tigresas… Sin ellas, muchas de las acciones de la historia no habrían tenido sentido. 

Toda la historia de la infidelidad hace que Lucía marque una cruz en contra de los hombres y que decida alejarse de ellos. Pero no lo conseguirá porque Urbano aparecerá en su vida.

Alejandro Urbano es el típico tío al que repeles en las discotecas, porque, además de ser prepotente, chulo y creído, sabes que es peligroso, peligroso porque ese carácter te vuelve loca y te vas a acabar sufriendo por amor. Alto y con un físico que ni David Beckham, se lleva a todas las chicas de calle, perdonadme la expresión tan coloquial, pero es la pura verdad. Hasta sus amigos lo admiten. Él lo admite. Huye de las relaciones y el compromiso, hasta que conoce a Lucía, una chica que le planta cara sin importarle que sea teniente. De su personalidad y sentimientos no conocemos mucho, porque la autora no lo demuestra más allá del ‘no le he mostrado mis sentimientos a ninguna chica, excepto a ti’. 


La historia está narrada en primera persona, donde Lucía se deja oír entre las letras, con un lenguaje muy ágil y gracioso. Los disparates de las amigas y la selección de los personajes llenan de alegría las páginas. Además, la contextualización es muy buena.

(¡¡ALERTA POR UNAS PINCELAZAS DE SPOILER!!)

Pero no todo son rosas… Si no todo lo contrario. Es un libro del que esperas tanto por el título, que cuando abres las páginas y descubres lo que hay dentro, te decepciona. Mi más sincero afecto a la autora, a la que valoro mucho porque sé que un libro no es fácil de escribir, pero… la historia es un fail. Un fail porque es un tópico de los más grandes y del que ya estamos hartas de leer: un chico malote que usa a las chicas como los platos de plástico: de usar y tirar, un policía que conoce al amor de su vida cuando la detiene y que lo deja marcado porque ella es ‘diferente’ y le planta cara; ella, una chica que ha dejado de creer en el amor hasta que conoce al malote de turno, que resulta ser más sensible de lo que parece y que folla como un auténtico maestro. 

Además, hay carios capítulos seguidos a lo largo del libro en el que el sexo es el único protagonista.

A mí me logró enganchar al principio, cuando quería saber cómo Lucía descubrió a su novio y cómo acababa con Alejandro, pero una vez expuestos los temas, la historia se me hizo larga y pesada. La narración estaba bastante bien, pero los diálogos eran, en ocasiones, patéticos, sencillos y sin gracia. Parecían diálogos escritos por una colegiala. Además, los puntos que dan ‘drama’ a la historia, son otros tópicos y las vidas e historietas de las amigas aparecen un poco de relleno, o al menos esa ha sido mi impresión. 

Algo que destacaría y que me ha parecido divertido y muy imaginativo han sido las escenas y conversaciones de Whatsapp, porque me imaginaba a la prota con el móvil en la mano y escribiéndole a las amigas tal y como lo hago yo.

Antes de poner un punto y final a la reseña, he de mencionar que la historia de la hermana de Lucía me parece irreal… porque hay muchas formas de actuar respecto al amor, no como una cabra loca, sobre todo, con su personalidad de niñata pija consentida. Ya lo iréis descubriendo en la novela.

En definitiva, es un libro muy divertido que te sacará más de una sonrisa, pero que te decepciona por la calidad de la historia.

Mi puntuación es de 1’5/5. 

Y vosotras, ¿lo habéis leído? ¿Qué pensáis? 

Un saludo y nos leemos pronto.

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